Hablamos con Isaías Hernando, co-coordinador del movimiento focolar Economía de Comunión y miembro de la comunidad global de Economía de Francisco (The Economy of Francesco-EoF) en la aldea “Empresas en Transición”. Él también estará en Asís del 22 al 24 de septiembre en el evento presencial organizado por EoF (#EoF2022) y donde participará el Papa Francisco.
“Chiara Lubich decía que si nosotros compartimos los beneficios de las empresas con las personas que viven en situación de necesidad, empezamos a transformar tanto las empresas como la desigualdad que existe en todo el mundo”
“La comunidad global de La Economía de Francisco es una realidad distinta de la Economía de Comunión. En ella participan muchos más movimientos y personas que tienen otro tipo de planteamientos de vida y otras convicciones o simplemente comparten la invitación del Papa a este «Pacto por una economía distinta»”
“A medida que nos vamos haciendo mayores, vamos perdiendo un poco la capacidad de soñar y el entusiasmo. Vamos adquiriendo experiencia, pero en muchos casos también un cierto cinismo. Los jóvenes todavía mantienen muy fresca la vocación y la capacidad de transformación que el Papa está pidiendo y que el mundo necesita.”
“Los que no estamos en edad joven podemos apoyar desde fuera, pero el protagonismo es evidente que es de los jóvenes, porque ellos tienen esta capacidad de profecía y de hacer realidad los sueños.”
“Yo diría a quienes nos escuchen, sean mayores o pequeños, que si creen que esta invitación del Papa para hacer una economía distinta poniendo juntas tanto la dimensión social como la dimensión ambiental merece la pena, que se unan a este esta iniciativa”
Una entrevista de Marta Isabel González Álvarez @migasocial
Él es Isaías Hernando Chicote (6/7/1960) y cuando le contactamos está descansando con su esposa e hijos unos días en su pequeña localidad de nacimiento Quintanar de la Sierra (Burgos) aunque él vive en Logroño (La Rioja). Hace unos meses fue nombrado co-coordinador de Economía de Comunión junto a la francesa Anouk Grevin, una realidad nacida en el corazón del movimiento de los Focolares u Obra de María, que fue fundada por Chiara Lubich hace unos treinta años después de visitar Brasil y darse cuenta de las desigualdades para proponer un cambio desde las empresas de modo que el beneficio pudiera ser más repartido y así mejorar no sólo a esas empresas si no al entorno social y lograr una economía con alma, más humana.
Isaías y Anouk sustituyen al anterior coordinador de Economía de Comunión, Luigino Bruni que ahora se dedica más a generar pensamiento y a asesorar como Director Científico la nueva comunidad global de La Economía de Francisco (The Economy of Francesco) cuyo evento presencial (#EoF2022) será el próximo 22 al 24 de septiembre en Asís con presencia del Papa Francisco.
Isaías también estará en Asís, porque, aunque él es mayor de 35 años forma parte de esta nueva comunidad global que es La Economía de Francisco y para esto no hay edad límite. De hecho, él ha sido hasta el año pasado coordinador de la Aldea “Empresas en Transición” junto a Giacomo Ciambotti, un joven investigador italiano, y sigue muy atento todos los documentos, proyectos e iniciativas que surgen, así como por supuesto este gran encuentro presencial que será un momento especial.
¿Qué significa eso de ser co-coordinador de Economía de Comunión?
Luigino Bruni sigue siendo la figura más visible de la Economía de Comunión, pero hace unos meses dejó propiamente las labores de coordinación para dedicarse más a la Economía de Francisco y a la elaboración de pensamiento, así como a la docencia y a la difusión de una nueva cultura económica. Y le hemos sustituido dos personas, tratando de representar un poco estas dos almas que tiene la Economía de Comunión. Por una parte está el alma empresarial, más práctica, más de proyectos concretos, más del día a día. Y al mismo tiempo también la parte más cultural, más académica, de desarrollo de pensamiento, con la erradicación de la pobreza como objetivo común. Entonces estamos Anouk Grevin, profesora francesa de la Universidad de Nantes y yo, con una comisión internacional formada por nueve personas de distintas edades y continentes.
Pero claro, la Economía de Francisco y Economía de Comunión se confunden un poco. Para alguien que no conozca nada, explícanos mejor ¿Cuál es la mayor diferencia, qué diferencia hay entre ambas realidades?
La Economía de Comunión es un movimiento de personas que trabajan por una economía distinta siguiendo la propuesta que lanzó Chiara Lubich, que fue quien fundó este movimiento hace 31 años tratando de llevar la idea y la práctica de la comunión al mundo de la economía, donde estaba prácticamente ausente. La comunión, en nuestra opinión, es una dimensión humana fundamental. Todos sabemos lo importante que es en la familia o en las organizaciones del tercer sector, y sin embargo estaba ausente de la economía “que cuenta”. La economía se basaba fundamentalmente en el interés individual, en la búsqueda de beneficio individual, y con aquella idea de Adam Smith de «la mano invisible» se pensaba que indirectamente se iban a resolver también los problemas sociales, pero luego la historia nos ha demostrado que no es así. Con el paso de los años, la Economía de Comunión ha ido ganando complejidad, en el sentido de que cuenta con múltiples expresiones: empresas, asociaciones, proyectos de lucha contra la pobreza desde la comunión, proyectos de formación para jóvenes, iniciativas de consumo responsable… Hay un poco todo, pero todo de algún modo se reconduce al carisma de Chiara Lubich y a la propuesta que lanzó en Brasil en 1991.
La Economía de Francisco surge treinta años después, quizá como un fruto en cierto sentido de todo este movimiento, pero no se identifica con la Economía de Comunión. La Economía de Francisco nace a propuesta de la Economía de Comunión y de otras realidades, pero es una idea que el Papa Francisco hace suya y lanza esta invitación a los jóvenes para hacerse cargo de la transformación que necesita nuestro mundo. O sea, la iniciativa de la Economía de Francisco, por una parte, está específicamente dirigida a los jóvenes menores de 35 años, y esto es una primera diferencia con la Economía de Comunión, y luego es mucho más amplia que la Economía de Comunión. La Economía de Comunión, por decisión del Papa, está en el comité organizador de la Economía de Francisco y Luigino Bruni es el director científico del evento, y tal vez eso pueda dar lugar a una cierta confusión. Pero está un poco en la sombra, respondiendo a su carisma típico que es la unidad, para dar espacio a otras personas y a otros movimientos, tratando de crear esta unidad también con personas que no comparten las mismas convicciones. En resumen, la comunidad global de la Economía de Francisco es una realidad distinta de la Economía de Comunión. En ella participan muchos más movimientos y personas que tienen otro tipo de planteamientos de vida y de convicciones o simplemente comparten la invitación del Papa a este «Pacto por una economía distinta». Y la Economía de Comunión es una cosa más concreta, es una parte de ese movimiento o comunidad global que es la Economía de Francisco.
En España no se conoce tanto como en Italia a los Focolares. Has explicado muy bien la distinción entre la Economía de Comunión y la Economía de Francisco ¿Nos explicas ahora un poco mejor el vínculo entre el Movimiento de los Focolares u Obra de María y estas dos realidades de Economía de Comunión y Economía de Francisco?
La Economía de Comunión es una expresión del Movimiento de los Focolares, pero nace ya desde el principio con una vocación más amplia, más hacia fuera. Chiara Lubich fundó el Movimiento de los Focolares en 1943, en plena segunda guerra mundial. Sin embargo, la Economía de Comunión no nace hasta 1991. Hasta ese momento en el movimiento se había vivido una cierta comunión de bienes, es decir quien tenía más lo ponía a disposición de quienes tenía menos, había una circulación de bienes, pero esta no era suficiente para resolver los problemas sociales a más amplio radio. Entonces llega un momento en el en el año 91, cuando Chiara Lubich va a Brasil y visita la ciudad de Sao Paulo, y se siente fuertemente interpelada por el contraste que había tan enorme entre las zonas de favelas y las zonas del centro de la ciudad con esos rascacielos enormes y esos estilos de vida completamente diferentes entre unos y otros. Entonces Chiara Lubich, después de un periodo de reflexión ahí mismo en Brasil, y de comentarlo con algunas personas que estaban cerca, lanza esta idea de ¿por qué no crear empresas que actúen con otra lógica? Es decir, ¿por qué no crear empresas que nazcan ya con la vocación de resolver los problemas sociales y de hacer frente a las situaciones de desigualdad? Evidentemente, los primeros que acogen esta propuesta son personas que comparten la misma espiritualidad, pero desde el principio se abre a otras personas que no viven la misma espiritualidad y sin embargo sienten que merece la pena acoger esta propuesta y llevarla a la práctica. La propuesta era aparentemente bastante naif, era plantearse ¿cuál es el corazón de la empresa, ¿qué es lo que hace distintas a unas empresas de otras? Fundamentalmente el destino de los beneficios. Si el destino de los beneficios es exclusivamente la retribución del capital, tienes un tipo de empresas. Chiara Lubich decía que si nosotros ponemos los beneficios de las empresas a disposición de las personas que viven en situación de necesidad, empezamos a transformar tanto las empresas como la desigualdad que existe en todo el mundo. Y bueno, pues algunas personas se lo tomaron muy en serio, empezaron a crear empresas o a transformar alguna de las empresas que ya existían y empezaron a compartir los beneficios que se obtenían. Y el movimiento de Economía de Comunicación nació de ahí, de la acogida de esta propuesta. Luego, un poco más adelante, viendo que realmente estaba surgiendo una economía distinta, llegó la parte, digamos de «pensamiento», que es cuando Chiara Lubich encomendó a Luigino Bruni la coordinación de todo el movimiento en el año 98. Ella decía «para dar dignidad científica también a la acción de estos empresarios» que actuaban con una lógica que el mercado no era capaz, en aquellos momentos, de entender. Hoy evidentemente, el mundo ha cambiado mucho: 30 años después, eso ya no parece una locura como parecía entonces. Hay muchos otros modelos, muchas otras personas que desde otras posiciones y otras perspectivas u otras espiritualidades o sin espiritualidad, están trabajando por lo mismo. Y esta ha sido la contribución que ha hecho la Economía de Comunión a este pensamiento que empieza a tomar naturaleza y que el Papa ha recogido como suyo y trata de llevarlo adelante y de proponerlo a todos.
Y bueno, la comunidad Economía de Francisco surgió de ahí ¿verdad? Dicen que surgió de una conversación entre el Papa Francisco y Luigino Bruni
Sí, sí. En una conversación a propósito del papel de los jóvenes en la transformación de la economía. El Papa inmediatamente hizo suya esta idea, esta propuesta, que al principio consistía en la organización de un evento para hacer un pacto con los jóvenes para “dar un alma a la economía”. Él tenía muy claro que los jóvenes tenían que ser los protagonistas. Las razones profundas, no las conocemos, pero la sensación es que es muy difícil transformar el mundo con personas que tenemos una cierta edad, que hemos adquirido una determinada cultura. O sea, pretender que la transformación del mundo venga de personas que ya están muy hechas, tanto a nivel de pensamiento como a nivel de acción, es francamente complicado. Los que tenemos contacto con los jóvenes vemos el entusiasmo, la capacidad también de transformación. Tienen una cultura diversa y se han formado en otros valores distintos, en otra visión de la naturaleza, del mundo mucho más natural, en su globalidad. Todo esto es más propio de las generaciones más recientes. Y de alguna forma la comunión tiene mucho que ver con esto, con entender que el planeta es uno, que todos estamos relacionados unos con otros, que el bienestar de unos depende del bienestar de otros, que la riqueza existe para compartirla, no solamente para para que uno se enriquezca y otros pasen muchas necesidades, etc. Yo creo que esto los jóvenes lo tienen claro y el Papa lo ve. Y bueno, existe también un aspecto de «capacidad de profecía» que incluso tiene raíces en la Biblia: ahí muchas veces los sueños, las vocaciones nacen en edad temprana. ¿Por qué perder esta capacidad de soñar? A veces, a medida que nos vamos haciendo mayores, vamos perdiendo un poco la capacidad de soñar y el entusiasmo. Vamos adquiriendo experiencia, pero en muchos casos también un cierto cinismo. Los jóvenes todavía mantienen muy fresca la vocación y la capacidad de transformación que el Papa está pidiendo y que el mundo necesita. Y todo esto depende mucho de esa capacidad de vocación y de respuesta y de entusiasmo de los jóvenes. Evidentemente el camino no lo pueden hacer solos, porque a veces falta en ellos quizá un poco de concreción, etc. Pero bueno eso es un proceso y de alguna forma los que no estamos en edad joven podemos apoyar desde fuera, pero el protagonismo es de los jóvenes, porque ellos tienen esta capacidad de profecía y de hacer realidad los sueños.
Pues esto que me acabas de contar me responde a algo que te iba a preguntar y que me preocupa y es justo la cuestión de lo intergeneracional ya que las personas que superan los 35 años no saben muy bien si ya no pueden formar parte de Economía de Francisco. Pero también has sido muy claro sobre la necesidad del protagonismo de los jóvenes, ya que a veces la «imagen» que se da al exterior de estos eventos no es la de personas precisamente jóvenes.
Bueno sobre esto que comentas de la intergeneracionalidad querría justo aclarar algo que es importante. Una cosa son los eventos globales que se organizan, concretamente éste presencial en septiembre para hacer este «pacto entre el Papa y los jóvenes» y otra cosa es la comunidad «Economía de Francisco» y en esa comunidad no es sólo de jóvenes. Es decir, en España hay varias realidades locales, hubs o como queramos llamarlo donde no hay sólo jóvenes, hay personas de todo tipo, empresarios, de todas las edades y de todo tipo, apoyando y contribuyendo a un proceso que además ha surgido, pero es algo que no estaba escrito de antemano. Pasa como con otras cosas, que no responden a un diseño. El Papa lanza esta propuesta y esta propuesta es acogida y parece que ha sido acogida por jóvenes de prácticamente de todo el mundo. Pues a partir de ahí surgirá lo que surja. Es decir, nadie es dueño del desarrollo de este proceso que se ha iniciado. No es dueño de esto ni la Economía de Comunión, ni el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ni siquiera el propio Papa. Dependerá su desarrollo presente y futuro de la capacidad de acogida y de la capacidad de hacer cosas y de transformación de la realidad. Pero esta comunidad, este movimiento de «Economía de Francisco» y es importante insistir en ello, es mucho más amplio. En Brasil empieza a ser fuerte porque tiene ya implicaciones políticas, en Italia menos pero también empieza a tener, en Argentina, es fuerte, también tiene ya un cierto desarrollo y, sin embargo, en otras zonas, pues el desarrollo es mucho más lento. Pero hay que insistir que en la comunidad de «Economía de Francisco», intervienen todo tipo de personas y todo tipo de edades, aunque evidentemente los jóvenes y sus propuestas tienen un protagonismo especial.
¿Qué crees que pensaría Chiara Lubich si viera todo esto que ha surgido ahora y la comunidad global de Economía de Francisco?
Creo que estaría encantada porque ella siempre tenía en su corazón la unidad del mundo. Y ella sabía que la unidad se construye también de alguna forma «perdiendo», no siendo el primero sino poniéndose al servicio, que es un poco lo que trata de hacer la Economía de Comunión en este ámbito. Hay muchas personas que participan poniendo algunos medios al servicio…muchas gentes no saben que son personas de la Economía de Comunión…pero, esto es muy importante, no acaparan absolutamente nada, sino que, al revés, están al servicio de esta realidad.
Es muy bonito lo que dices es como la esencia del servicio: «hacer y desaparecer», es «proponer algo y donarlo a la Iglesia » y proponerlo al mundo porque al evento irán también personas no sólo católicas o cristianas, sino de otras religiones ¿No es justo esa la esencia de Laudato si’ pero sobre todo de Fratelli tutti? Y sin embargo todo esto se sigue sin entender bien y hay quienes no comprenden o no quieren comprender y siguen tachándonos a los católicos y, especialmente, a quienes trabajamos con la Doctrina Social de la Iglesia, de comunistas o de algún modo de unos extremistas de izquierda. ¿Qué responderías a quienes nos dedican estas acusaciones?
Yo diría primero que «Economía de Francisco» es una comunidad global, no es un movimiento eclesial. Está abierto a cualquier persona que quiera compartir esta invitación del Papa, que es una invitación muy concreta a darle un alma a la economía, a construir una economía distinta, más justa, más humana, al servicio de las personas y del medio ambiente. Cualquiera que esté dispuesto a ello es bienvenido. Además, hoy no hay tantos líderes globales que sean capaces de aglutinar en torno a él o a ella un movimiento de estas características creado por jóvenes y guiado por jóvenes. Y en cuanto a las acusaciones de comunismo, imagínate por ejemplo a nosotros llamándonos «Economía de Comunión» si ya nos confunden con «Comunismo», incluso el nombre nos da a veces problemas en algunos países de Europa del Este, donde ha habido una tradición comunista. A mí todo esto no me importa y yo creo que al Papa tampoco le importa en absoluto.
¿Y tú en tu día a día cómo te organizas? Eres padre de familia, empresario, co-coordinador de Economía de Comunión… ¿Cómo haces para llegar a todo? ¿Sois superhombres y súper mujeres?
No, nada de Superman, lo que hago es trabajar un poco menos y dedicar un poco más de tiempo a esto. Y luego a ver, nuestro planteamiento de coordinación es muy subsidiario. Sabemos que la vida no se genera en la coordinación. Quien coordina trata de ver qué vida surge y de hacer que se comunique y que se comparta, que circule de un sitio a otro. Lo que hacemos es, por ejemplo, facilitar momentos de contacto, pero la vida donde se genera es en las distintas zonas, en los distintos territorios. O sea, coordinar no es ni un trabajo pesado ni requiere un tiempo excesivo. Si, tengo familia, tengo dos hijos y un trabajo y bueno, como todo el mundo muchas actividades. Hay reuniones y viajes. Pero como te decía antes, hay una Comisión Internacional de Economía de Comunión cuyos miembros comparten las tareas de coordinación y un pequeño staff para desarrollar algunos proyectos.
En esta comisión estamos viviendo un proceso, si quieres más que en otras etapas, de hacer las cosas «a cuerpo», de contar mucho con la gente, de echar mano de otras colaboraciones de otras personas. A mí no me conoce nadie, con lo cual no tengo problemas tampoco de protagonismo, ni lo pretendo, ni lo quiero. Pero sí que hay algunas cosas concretas que estamos tratando de desarrollar como, por ejemplo, un Observatorio sobre la pobreza, porque la Economía de Comunicación nació desde el principio para resolver situaciones de pobreza con un estilo distinto del habitual, basado en la comunión, que significa ver en las personas primero su riqueza, porque nadie hay tan pobre que no tenga alguna riqueza que compartir. Y a partir de ahí se construye una realidad y un proceso de acompañamiento. También en Economía de Comunión hay una visión multidimensional de la pobreza, la pobreza no solo es económica, sabemos que hay personas con mucho dinero pero que tiene una pobreza ética impresionante. Es decir, la pobreza tiene muchas dimensiones, y hacer frente a todas sus dimensiones requiere, desde nuestro punto de vista, la idea de la comunión, de empezar a hacer un camino juntos, un proceso, etc. Otro proyecto que estamos tratando de desarrollar es EOC-IIN, Economy of Communion International Incubating Network, que es una red de incubación de personas que quieran llevar adelante proyectos con esta lógica de la comunión. Redes de incubadoras de proyectos empresariales en Europa hay muchísimas y además de un buen nivel técnico, con lo cual nosotros ahí poco tenemos que aportar. Nosotros lo que aportamos en esos procesos es, digamos, la parte específica de la comunión, la vocación, la parte social, la ambiental, etc., Y está teniendo un desarrollo significativo en África, por ejemplo. Y luego hay aspectos concretos, como la comunicación, etc., de los que se encargan otras personas. Quienes formamos parte de la Comisión Internacional no nos tenemos que encargar de todo. Esto no es ni muy personalista, ni jerárquico. El que coordina no necesariamente manda. Es el que a veces facilita la comunicación entre unos y otros. Por ejemplo, es muy importante que en estos proyectos participen los empresarios de la primera generación, y que ayuden a los jóvenes a desarrollarse y que transmitan su experiencia, sus vivencias. Y la comunión está también en el proceso de desarrollo de cualquier iniciativa que ponemos en marcha.
¿O sea, la medida de los beneficios en vuestro caso, en el caso de Economía de Comunión sería medir cuánta comunión, cuánta unión hemos conseguido? Los jóvenes de Economía de Francisco por ejemplo buscan luego incorporarse en más proyectos… ¿quizá podrían unirse algunos de ellos a algunos de esos dos proyectos que comentas?
Si, por qué no, pero piensa que también muchas otras personas que se acercan o que forman parte de este movimiento o comunidad de Economía de Francisco tienen proyectos concretos. Todavía no hay muchos proyectos que hayan nacido de allí, de la iniciativa de Economía de Francisco, pero es que ni siquiera llegó a haber encuentro presencial. El Papa invitó a los jóvenes en noviembre de 2019 y el evento inicial tenía que haber sido en marzo del 2020 pero con la pandemia no pudo ser. La idea inicial era organizar un evento y lanzar un proceso por si alguien lo quería seguir, y eso obligó de alguna forma a trabajar también de un modo virtual. La Economía de Francisco está dividida en 12 aldeas. Yo estaba en el comité coordinador de una de ellas, «Empresas en Transición» y los jóvenes trabajaron mucho para desarrollar proyectos, iniciativas, etcétera. En el evento online de noviembre del 21 se recogieron todas estas iniciativas y propuestas y algunas han seguido adelante y otras están un poco en stand by. Pero lo que sí te puedo garantizar es que iniciativas y propuestas y creatividad hay muchísima. Pero claro, no es fácil desarrollar un proyecto entre personas de distintos países. Por ejemplo, hay uno que nació en nuestra aldea, Pacar School, que lo lleva a cabo en Zambia un equipo de personas de Zambia, de Brasil, de Italia… Y claro, un proyecto en Zambia no es fácil, Internet facilita mucho las cosas, pero la distancia y la concreción no es fácil ni obtener los recursos.
¿Y estarás allí en Asís en septiembre? ¿Qué le dirías a un joven que quiera seguir lo que allí ocurrirá y no podrá ir al encuentro de Economía de Francisco en persona?
Yo diría a quienes nos escuchen, sean mayores o pequeños, que si creen que esta invitación del Papa para hacer una economía distinta poniendo juntas tanto la dimensión social como la dimensión ambiental merece la pena, que se unan a esta iniciativa. ¿Cómo se puede hacer? Pues no necesariamente yendo a encuentros presenciales. Sin duda este encuentro tendrá una carga simbólica importante y será posible seguirlo desde cualquier lugar del mundo. Pero además están surgiendo un montón de realidades locales. En España hay varios grupos locales, algunos promovidos por jóvenes participantes en el evento y otros por organizaciones o instituciones como la Fundación Arizmendiarrieta, la diócesis de Bilbao, el CEU, un importante grupo de académicos de distintas universidades o la propia EdC española. Y es una invitación para todos. No se requiere compartir ningún tipo de convicción. El Papa lo dice claramente desde el principio. No es sólo para católicos. Es para quien quiera sumarse. De hecho, son muchas las personas que buscan una economía distinta y hacer el camino juntos seguramente merece la pena .