El compromiso de Colin para «reparar» el mundo

Angela Napoletano viernes 2 de junio de 2023

De 37 años, crecido en Arizona, lanzó una plataforma para mejorar el bienestar psicofísico de los alumnos: «El llamado de Asís está vivo»

Colin Gilbert, 37 años, abrió los ojos a las injusticias del mundo desde jovencito. Narra que cuando tenía solamente 15 años, durante un viaje que lo llevó a la frontera entre Estados Unidos y México, hizo por primera vez la experiencia del sufrimiento de los migrantes que escapan de la pobreza: «que el mundo estaba roto», explica. Desde entonces se esfuerza por repararlo. Se ajusta  a este camino el aterrizaje dentro de Economy of Francesco, la red internacional de jóvenes economistas y emprendedores llamados por el Santo Padre a estudiar soluciones para una sociedad más sostenible y atenta a los últimos. Explica la confirmación que tuvo de esta iniciativa: «Es posible juntar las piezas de la humanidad destrozada». Colin es educador. Crecido a pan y patinetas en Phoenix, Arizona, estudió español y teología con los jesuitas californianos en la Loyola Marymount University. Antes de la maestría en Educación y Empresariado en la Universidad de Pensilvania, trabajó como director de servicios de aprendizaje en un colegio de los misioneros  javerianos en Palm Desert.

«Siempre estuve convencido – explica – que la formación cataliza el cambio». Hoy vive en Miami, Florida, donde gestiona una plataforma llamada Sown to grow (traducido: “sembrado para crecer”) que ofrece un espacio digital a los estudiantes, para comprobar el estado de salud de su propia emotividad. Un instrumento interactivo que ofrece a docentes y especialistas, del otro lado de la barricada, la posibilidad de estudiar soluciones personalizadas para mejorar el bienestar psicofísico de los alumnos y su rendimiento. Dentro de su camino de formación se incluye una experiencia de trabajo en Jordania, Amán, como director de una pequeña organización no gubernamental que surgió durante la emergencia de los refugiados sirios y una maestría en gestión pública en el campus de Princeton. Teoría y práctica.  Acción y más estudio. Colin está muy orgulloso de haber tenido la oportunidad de asistir a una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos pero, narra, «me di cuenta que la economía enseñada en estos ambientes académicos frecuentemente es la que después no funciona afuera, fundada en conceptos y modelos que en el mundo real no han producido buenos resultados». Invitado a participar en un grupo de reflexión informal, sobre cómo reinventar la economía para hacerla más compatible con la doctrina de la Iglesia Católica, expandió aún más sus horizontes.

Fue aquí donde maduró la idea de participar en EoF. La experiencia dentro de ese entramado fue una inmersión en distintas “aldeas” y en los mundos de las personas con las que se encontró. «Gente muy valiosa –narra- con quien seguí intercambiando también fuera de la red». Define «esclarecedoras» algunas de las intervenciones de los expertos que fueron llamados a dialogar con los jóvenes. «Fue la confirmación – explica –, que la intuición de intentar reparar el sistema quebrado por las iniquidades causadas por la economía clásica, no estaba equivocada. Se puede hacer.». Una pieza tras otra, como en un puzzle, se puede recomponer. «Solo así – agrega – podemos resolver los problemas sociales más graves de nuestros días. Como el de los refugiados o del cambio climático». Colin, marcado por la pérdida prematura de un amigo con quien compartía pensamientos y proyectos, está convencido que la EoF interceptó la necesidad silenciosa de una alternativa al mainstream económico. «En el mundo es siempre mayor la cantidad de personas que se interrogan sobre esto – argumenta –, gente dispuesta a responder activamente a la urgencia del cambio. Pero tiene que haber líderes determinados a lanzarla. El Papa Francisco es el único que lo hizo abiertamente». Colin, en su espacio, quiere seguir manteniento encendido el llamado:  «Tengo la habilidad de mirar en profundidad los problemas y de trabajar con las personas involucradas, para resolverlos». Reacomodar las partes del mundo despedazado y pegarlas. «Es lo que pretendo hacer con mi vida. Quizás en ámbitos específicos como el del cambio climático». Una de sus ideas es desarrollar una tecnología que aliente comportamientos respetuosos hacia el medio ambiente. «Esto también – insiste – se puede y se debe hacer».